sábado, 13 de abril de 2013

MANUEL SOLARI SWAYNE Y LA FIESTA BRAVA




TEMA:     EL SEÑOR DE LOS MILAGROS Y LA FIESTA BRAVA.-
AUTOR:  MANUEL SOLARI SWAYNE

Fue como una ilusión. Se establecerá en Lima la Feria del Señor de las Milagros. Será una expresión de limeñidad. Rasgarán en el aire las guitarras y como las flores de espuma temblarán los pañuelos y los ponchos blancos y al pie de la imagen nazarena, junto a la multitudinaria manifestación religiosa se abrirán los pétalos del alma popular de la Ciudad  de los Reyes. Como un homenaje. Como un amanecer de todos los años. I, por ser limeña – como la lengua de Castilla o la Gracia de Andalucía – ya que al nacer la Villa nacieron ellas en la emoción del pueblo, se encenderían también las corridas de toros.


Se contaba con la base pero era menester enriquecer aún el atractivo turístico. Y ninguna afición popular- cuatro siglos de historia en la Ciudad de los Reyes despierta tanto entusiasmo y curiosidad como ésta de las bellísimas e inquietantes corridas de toros. Se procedió con admirable tino a realizarlas. La Asociación de Artistas Aficionados y la Corporación Nacional de Turismo se sumaron a la Feria obsequiándonos esa inolvidable estampa grabada en el atrio de San Francisco, que fue un auto sacramental de Calderón de la Barca.

Si a las corridas de toros, la escenificación de auto sacramentales y las Exposiciones de Platería y Taurina añadimos la realización de Exposiciones de Arte, conciertos funciones teatrales, actuaciones folklóricas en el Campo de Marte, si traslados  octubre los concursos de caballos de paso, si montamos casetas en la Alameda de los Descalzos, iluminando iglesias de Santa Liberata y Patrocinio, el Convento de los Descalzos y las estatuas del paseo, la Feria Limeña de Octubre adquiriría el postín que merece y como lógica consecuencia, se hará de renombre en el extranjero. Y Lima en octubre será lo que tiene que ser, un centro turístico sin competencia.

Torerísticamente – prescindiendo del factor toro, al cual me referiré luego – la feria ha constituido un brillante éxito Fernando Graña E., ciñéndose a su calidad de magnífico aficionado – y exponiéndose un tanto como parte integrante de la empresa- confeccionó un cartel de primerísima categoría. Hizo realidad lo que, sin duda fue sueño de nuestros antecesores. Reunió en una sola temporada a las figuras mas importantes del mundo taurino. Y  así Lima pudo ver, por dos veces, hacer el paseo, codo con codo, a tres primates de la coletería. El abono se vendió en altísimo porcentaje, el graderío se abarrotó las seis veces que el clarín rasgó el aire del circo. Y los matadores, unos mas y otros menos, cortaron apéndices y dieron la vuelta al anillo entre vítores y aclamaciones, La Empresa hizo un esfuerzo extraordinario. Y la afición limeña correspondió en la misma forma. A tal señor, tal honor. Como aficionado y en nombre de quienes como yo gustan de la sin par fiesta – que se cuentan por miles y son de toda condición social – me es grato hacer público mi agradecimiento a Fernando Graña Elizalde que con toda justicia ocupa ya un lugar de singular importancia entre los mas destacados favorecedores  de la afición taurina.

La actuación de Armillita, Ortega, Manolete, Procuna, y Montani. Sugiere múltiples reflexiones. Estas desde luego, son personalísimas. Y han de estar por lo tanto en desacuerdo  con muchas personas. Felizmente. De lo contrario la fiesta se ahogaría en la monotonía del comentario. Exíjase veracidad en la reseña. Lo acepto gustoso. Y nadie discutiría – perdóneseme la aparente vanidad – que la pongo en práctica. Rechazaría tajantemente, en cambio que alguien pretendiese inmiscuirse en el concepto que me merece el espectáculo. Pienso, medito y sueño a mi manera.

A Dios Gracias.

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